Valeria Mesalina nació en el año 25 d.C. En el año 41 se convirtió en la esposa de Claudio, tío del emperador de Roma, Calígula; y quien se convertiría pronto, a su vez en el emperador.
La hermosa muchacha tenía solo dieciséis años y Claudio contaba con cincuenta. Además era cojo, y sordo, por lo que incluso físicamente desagradaba a todo el mundo, sin embargo por consejo de Calígula, Mesalina contrajo matrimonio con él, obviamente no por amor o atracción.
Aún cuando Claudio había estado casado ya dos veces, fue Mesalina la que le dio su primer hijo Tiberio Claudio Germánico. Cuando Claudio fue nombrado emperador, Mesalina se dio cuenta de la posición de privilegio en que se encontraba, pues el ser la esposa del emperador le permitía hacer lo que quisiera.
Así se comportó al principio con toda corrección, pero con el tiempo empezó a corromperse y a deshacerse de quienes ella consideraba una amenaza para sus oscuros designios, o aquellos que simplemente no le agradaban. De esta manera, Mesalina se convirtió en una gran asesina que rivalizaba con la abuela de Claudio, Livia quien fuera capaz de envenenar a su marido y a sus nietos por cuestiones de poder.
Dentro de sus víctimas, se contaron la bella Livila, hermana de Calígula, porque era demasiado hermosa y tenía cierta influencia sobre el tío Claudio, y Valerio Asiático, por querer apropiarse de sus bellos jardines. Pero, al mismo tiempo que asesinaba, se aliaba con los que le parecían poderosos o provechosos para alguna causa.
Mesalina era como ya dijimos extremadamente hermosa y hacía uso de su extraordinaria belleza para conquistar a senadores, militares y cualquier hombre que pudiera servir a sus propósitos, sin importar clase, parentezco, o riqueza. Su fama de seductora se convirtió en una leyenda. Uno de los escándalos más nombrados en los que estuvo envuelta, fue cuando decidió competir con todas las prostitutas de Roma, en cuanto a la cantidad de hombres con los que pudieran unirse sexualmente durante un plazo y Mesalina ganó.
Los desenfrenos de Mesalina eran totalmente desconocidos por el Emperador, quien estaba profundamente enamorado de ella y le permitía cualquier capricho con tal de verla feliz. Esto le causó serios problemas a Claudio, pues los crímenes de Mesalina constituyeron un reinado del terror y para todos era evidente que ella lo manipulaba.
Lo que le abrió los ojos al emperador fue que Mesalina se casó con el guapo cónsul Silio, uno de sus tantos amantes, mientras Claudio se encontraba en Ostia. Ante la bigamia de Mesalina ya Claudio no pudo cegarse, y además sintió que su poder y su vida peligraban, pues los rumores decían que Mesalina y su nuevo esposo planeaban una conspiración contra Claudio para usurpar el trono.
Narciso, uno de los colaboradores de mayor confianza de Claudio, fue el encargado de resolver la situación. Así Silio, después de comparecer ante el emperador fue obligado a suicidarse, mientras que a Mesalina la asesinaron sin que Claudio la viera, por temor a que la perdonara.
Así acabaron los siete años de terror, escándalo, desenfreno y lujuria que Mesalina había protagonizado, dejándole al emperador un hijo, Germánico, y una hija Octavia. Tiempo después, Nerón asesinó a Germánico y se casó con Octavia, antes de quemar Roma.
La hermosa muchacha tenía solo dieciséis años y Claudio contaba con cincuenta. Además era cojo, y sordo, por lo que incluso físicamente desagradaba a todo el mundo, sin embargo por consejo de Calígula, Mesalina contrajo matrimonio con él, obviamente no por amor o atracción.
Aún cuando Claudio había estado casado ya dos veces, fue Mesalina la que le dio su primer hijo Tiberio Claudio Germánico. Cuando Claudio fue nombrado emperador, Mesalina se dio cuenta de la posición de privilegio en que se encontraba, pues el ser la esposa del emperador le permitía hacer lo que quisiera.
Así se comportó al principio con toda corrección, pero con el tiempo empezó a corromperse y a deshacerse de quienes ella consideraba una amenaza para sus oscuros designios, o aquellos que simplemente no le agradaban. De esta manera, Mesalina se convirtió en una gran asesina que rivalizaba con la abuela de Claudio, Livia quien fuera capaz de envenenar a su marido y a sus nietos por cuestiones de poder.
Dentro de sus víctimas, se contaron la bella Livila, hermana de Calígula, porque era demasiado hermosa y tenía cierta influencia sobre el tío Claudio, y Valerio Asiático, por querer apropiarse de sus bellos jardines. Pero, al mismo tiempo que asesinaba, se aliaba con los que le parecían poderosos o provechosos para alguna causa.
Mesalina era como ya dijimos extremadamente hermosa y hacía uso de su extraordinaria belleza para conquistar a senadores, militares y cualquier hombre que pudiera servir a sus propósitos, sin importar clase, parentezco, o riqueza. Su fama de seductora se convirtió en una leyenda. Uno de los escándalos más nombrados en los que estuvo envuelta, fue cuando decidió competir con todas las prostitutas de Roma, en cuanto a la cantidad de hombres con los que pudieran unirse sexualmente durante un plazo y Mesalina ganó.
Los desenfrenos de Mesalina eran totalmente desconocidos por el Emperador, quien estaba profundamente enamorado de ella y le permitía cualquier capricho con tal de verla feliz. Esto le causó serios problemas a Claudio, pues los crímenes de Mesalina constituyeron un reinado del terror y para todos era evidente que ella lo manipulaba.
Lo que le abrió los ojos al emperador fue que Mesalina se casó con el guapo cónsul Silio, uno de sus tantos amantes, mientras Claudio se encontraba en Ostia. Ante la bigamia de Mesalina ya Claudio no pudo cegarse, y además sintió que su poder y su vida peligraban, pues los rumores decían que Mesalina y su nuevo esposo planeaban una conspiración contra Claudio para usurpar el trono.
Narciso, uno de los colaboradores de mayor confianza de Claudio, fue el encargado de resolver la situación. Así Silio, después de comparecer ante el emperador fue obligado a suicidarse, mientras que a Mesalina la asesinaron sin que Claudio la viera, por temor a que la perdonara.
Así acabaron los siete años de terror, escándalo, desenfreno y lujuria que Mesalina había protagonizado, dejándole al emperador un hijo, Germánico, y una hija Octavia. Tiempo después, Nerón asesinó a Germánico y se casó con Octavia, antes de quemar Roma.
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