El Consell de Menorca tramitará la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para la zona submarina situada entre Punta Prima y la Isla del Aire. Son iniciativas para la protección del patrimonio arqueológico submarino, tras constatar "la importancia y riqueza de los pecios, restos y yacimientos" que existen en esta zona situada al sur de Menorca, frente al litoral costero del municipio de Sant Lluís. Fuente: Diario de Mallorca. 8-1-2007
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Pero, sabías que...
- La actividad arqueológica desarrollada bajo el agua ha recibido varios nombres : arqueología marina , hidroarqueología, acqueología, arqueología submarina y arqueología subacuática.
- El interés en la Antigüedad por este tema era más de acaparar los objetos en lugar de recuperarlos en sentido arqueológico para estudiarlos.
- En los textos clásicos hay información sobre actividades de inmersión submarina, como ocurre en la Ilíada y la Odisea de Homero , para recuperar objetos.
- Tito Livio nos cuenta como en el siglo II a. C. el rey Perseo arrojó su tesoro al mar para evitar que cayese en poder del enemigo recuperándolo después por unos buceadores, llamados “urinatores”. Eran unos profesionales conocidos en la época romana que se reunían en agrupaciones como las del río Tíber y las del puerto de Ostia. Se dedicaban a recuperar objetos caídos en el puerto, a realizar reparaciones de naves y a extraer el cargamento de naves hundidas. Su trabajo estaba regulado por la Lex Rhodia que establecía que el “urinator” podía quedarse con 1/3 del valor del material extraido hasta 15 m. de profundidad y con la mitad si se recuperaba hasta los 27m. No solían bajar a más de 27 m. porque había problemas con las elevadas presiones. Los submarinistas iniciaban la inmersión con la boca llena de aceite que iban soltando conforme bajaban con el fin de crear una película que mejoraba la visión. El “urinator” utilizaba piedras de gran tamaño como lastre para descender rápidamente como las encontradas en la excavación del pecio de Madraque de Giens.
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El Renacimiento, impregnado por la idea de belleza, conservó y recuperó los monumentos de la Antigüedad. Así durante los siglos XV y XVI se producen intentos de recuperar las naves romanas del lago de Nemi por parte de L.B. Alberti y F. De Marchi que lo intentó con una campana de madera reforzada con aros metálicos que cubría la mitad superior del cuerpo que le permitía mantenerse más tiempo sumergido. Posteriormente la campana evolucionó a un casco que llevaba un tubo que, a través de una bomba, le suministraba aire.
- El interés en la Antigüedad por este tema era más de acaparar los objetos en lugar de recuperarlos en sentido arqueológico para estudiarlos.
- En los textos clásicos hay información sobre actividades de inmersión submarina, como ocurre en la Ilíada y la Odisea de Homero , para recuperar objetos.
- Tito Livio nos cuenta como en el siglo II a. C. el rey Perseo arrojó su tesoro al mar para evitar que cayese en poder del enemigo recuperándolo después por unos buceadores, llamados “urinatores”. Eran unos profesionales conocidos en la época romana que se reunían en agrupaciones como las del río Tíber y las del puerto de Ostia. Se dedicaban a recuperar objetos caídos en el puerto, a realizar reparaciones de naves y a extraer el cargamento de naves hundidas. Su trabajo estaba regulado por la Lex Rhodia que establecía que el “urinator” podía quedarse con 1/3 del valor del material extraido hasta 15 m. de profundidad y con la mitad si se recuperaba hasta los 27m. No solían bajar a más de 27 m. porque había problemas con las elevadas presiones. Los submarinistas iniciaban la inmersión con la boca llena de aceite que iban soltando conforme bajaban con el fin de crear una película que mejoraba la visión. El “urinator” utilizaba piedras de gran tamaño como lastre para descender rápidamente como las encontradas en la excavación del pecio de Madraque de Giens.
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El Renacimiento, impregnado por la idea de belleza, conservó y recuperó los monumentos de la Antigüedad. Así durante los siglos XV y XVI se producen intentos de recuperar las naves romanas del lago de Nemi por parte de L.B. Alberti y F. De Marchi que lo intentó con una campana de madera reforzada con aros metálicos que cubría la mitad superior del cuerpo que le permitía mantenerse más tiempo sumergido. Posteriormente la campana evolucionó a un casco que llevaba un tubo que, a través de una bomba, le suministraba aire.
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El desarrollo de la arqueología subacuática está íntimamente ligado a la evolución sufrida por las técnicas de inmersión. Podemos señalar el belcro para la elasticidad de los trajes, la invención del regulador a partir de 1.943, por Cousteau-Cagnan, que es un aparato que sirve de intermediario entre el condensador de aire y la boquilla del casco y que permite al hombre moverse dentro del agua con más facilidad. A partir de la campana de Halley de fines del XVII, se llegará poco a poco a principios del XIX a las primeras escafandras de buzo.
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